24 de abril de 2014

Esquí de travesía en el Macizo del Otztal (Austria) 22, 29/03/2014

Este año ha tocado travesía por los Alpes. Hemos vuelto a ir con nuestro guía-amigo Matteo. Vamos Iñigo, JR, Juan, Oscar y Ricardo. La travesía es del estilo de la Silvretta, aunque por supuesto todas las travesías son distintas. Hemos bajado un par de corredores, hemos subido casi dos cimas, hemos subido un par de picos (entre ellos el más alto de la zona), nos hemos metido en una sauna y revolcado en la nieve en pelotas. Hemos rememorado a Paco Martinez Soria en unas aguas termales al acabar la travesía... Vamos, que de nuevo, lo hemos vuelto a pasar fenomenal.



Para ver la selección de fotos pincha aquí (Si, al abrirlo, pinchas en "Ver presentación" verás las fotos en grande) Como podrás ver, la mayoría de fotos son de Oscar. Si quieres saber de alguna concreta, en Datos de la foto -> Nombre del archivo, viene de quien es la foto.

((Si pones el ratón encima de las fotos de este artículo, aparece una descripción y el nombre de la persona que ha hecho la foto. Las que no aparece quien las hace, son mias.))

Quedamos temprano en el aeropuerto de barajas. Mientras que los demás hemos dormido en casa, algunas horas, Iñigo lleva toda la noche viajando. Salió de su casa anoche para tomar un bus Bilbao-Madrid y llegar de madrugada. Llegamos a Zurich con el único incidente reseñable que Juan y yo nos hemos dormido un poco en el avión y nos hemos perdido el bocadillo que han repartido. Aunque nos lo han dicho, la verdad es que no les hemos creído hasta el final del viaje, pensábamos que nos estaban tomando el pelo...

Llegamos a la estación central de Zurich. Una ciudad dentro de la ciudad, espectacular la estación. Como tenemos tiempo hasta que salga nuestro tren, damos un paseo por la ciudad en grupos, mientras que otros se quedan cuidando las mochilas, esquís, botas, bolsas... Nos ponemos en marcha hacia el andén desde el que creemos que sale el tren que va a Viena y que nos dejará en Otztal. Cuando llegamos, después de recorrer media estación, resulta que el cartel indicativo no coincide ni en la hora ni en el destino, mosquedados miramos los papeles, resulta que no es ese andén que ese es el andén al que hemos llegado. Ala, a correr con todos los bultos, cogemos el tren con un par de minutos nada más y la sensación de que podíamos haberla liado bien.

En Otztal tomamos un bus que nos llevará a donde tenemos reservado un hotel, Lungenfeld. Aquí está Matteo, esperándonos. Que alegría verle, nos aturullamos a hablar con él como si no fuéramos a estar una semana compartiendo el tiempo. Durante la cena nos han dado la Wifi del hotel y nos hemos puesto todos como locos a mandar mensajes a nuestras chicas, a crear grupos de whatsapp..., cenamos fenomenal, por suerte nos han permitido cenar aunque sea tarde para ellos. Las habitaciones están muy bien y el señor es muy majo. Como Oscar habla un poco de alemán el hombre se ha pensado que le entiende y lo suelta todo en ese idioma. Oscar se entera de algo, pero no demasiado. El hijo es más espabilado y para fijar la hora del desayuno del día siguiente ha traído un reloj en el cual ha puesto las manecillas en la hora que queremos, así no hay confusión.


Día 1: Vent (1890m) - Martin-Bush Hütte (2501m) (Hütte es refugio en alemán)
           Desnivel: +570m -0m

Salimos temprano pues hay que tomar dos buses, vamos vestidos con lo de la travesía pues volveremos aquí al final de la misma, aún no sabemos exactamente por donde pues hay varias opciones. Está nevando y bastante además. Las calles están llenas de nieve que está empezando a cuajar. Según la previsión del tiempo hoy hará malo, mañana hará mucho frío y luego mejorará. El primer bus es gratuito, se usa para subir a las estaciones y no cobran. Tenemos que bajarnos en un pueblo y tomar otro hasta el pueblo de Vent. Oscar se lo dice al conductor que nos hace bajarnos al principio del pueblo. Nos damos cuenta que no estamos bien situados, preguntamos y efectivamente, tendríamos que habernos bajado más adelante. Además el tiempo era justo, así que no podremos tomar el bus que queríamos. Nos ponemos a despotricar del borde conductor que nos ha hecho bajarnos aquí. (Unos días más tarde, unas austriacas con las que hablaremos nos lo explican, el pueblo se llama Vent y así lo decimos nosotros, pero en alemán de pronuncia algo así como pfen. O sea que el conductor debió de decirnos que si para quitarnos de en medio). Así pues tenemos dos opciones, esperar al siguiente autobús (2h) o subir en un taxi. Nos decidimos por esta última opción, 8€ cada uno. La carretera está completamente cubierta de nieve, hemos visto algunos buses poniendo las cadenas y todo, creo que hemos hecho bien.


En Vent hay un buen paquetón de nieve y no para de caer más. Por suerte hoy el día es corto y se trata únicamente de llegar al refugio, no tendremos ninguna bajada. Nos equivocamos un poco a la salida del pueblo, pero enseguida estamos en el camino bueno. Vamos entre árboles en algunos tramos y el resto siguiendo un valle que no tiene ninguna pérdida. Llegamos al refugio en unas 3h30. Es temprano y hace malo así que no nos queda otra que comer algo y pasar la tarde de charleta o de siesta.


Día 2: Martin-Bush Hütte (2501m) - Similaun Hütte (3019m)
           Desnivel: +1150m -620m


La parte, digamos, obligada es similar a la de ayer. Sólo hay que llegar al siguiente refugio que está a más o menos la misma distancia que cubrimos ayer. Salimos del refugio con algunas nubes pero con la impresión de que se irá abriendo poco a poco, como así será. La subida es fácil y llevadera, solo se empina un poco en el collado final, junto al que se encuentra el refugio. Ha salido el sol en el último tramo, bien es verdad que no calienta casi nada, hace bastante frío. Se hace raro llegar al refugio tan temprano, apenas si hemos andado algo más de dos horas. Dejamos las cosas y nos tomamos algo caliente antes de ponernos de nuevo en marcha.

La idea es ir al Similaun Spitze (spitze es pico en alemán). Al salir del refugio notamos que el frío es más intenso, la temperatura ha bajado varios grados, aún no se está del todo mal. Nos ponemos los esquís y a movernos. No estamos preparados para lo que nos encontramos en el collado, un minuto después de salir del refugio, el viento es tremendo, levanta trocitos de nieve que nos golpean en el lado izquierdo del cuerpo, tenemos que ir con la mano izquierda protegiendonos la cara. Son momentos duros pues seguimos caminando deprisa para escapar del viento y no queremos pararnos a ponernos nada. Un poco más adelante algunos paramos a ponernos las gafas de ventisca, ahora si vamos algo mejor. Continuamos subiendo y aunque el viento no nos castiga tanto, el frío sigue aumentando. Llegamos a la base del Similaun. El día ha dejado de ser tan luminoso como antes, muchas nubes cruzan el cielo y algunas están a la altura de las montañas en las que nos encontramos. Eso hace que a ratos veamos como si estuviera despejado y otros parece que estamos dentro de la niebla. El viento y el frío aumentan.

Se produce un momento de desconcierto, hemos parado algo separados y con el viento no nos oímos unos a otros. Pienso que hemos parado para poner cuchillas y cuando lo tengo todo preparado resulta que no, que hay que ponerse los crampones para subir al pico. Tardo bastante, me molesta el frío y tengo problemas porque he puesto mal uno de los crampones y no me llega la cuerda, incluso Juan que está echándome una mano ha tardado en darse cuenta de que no llegaba la cinta porque no había puesto bien la parte delantera. Los demás se han quedado helados esperándome, ¡lo siento!

Comenzamos a subir con el piolet en la mano, aunque la subida es fácil. Yo no se muy bien donde estamos ni lo que nos queda. Con el frío que hace solo tengo ganas de dar la vuelta y volver al refugio. Sin embargo, me voy encontrando cada vez mejor y según aumenta la pendiente voy ganando algo de calor en el cuerpo. Voy detrás de Juan que va despacio para que no le pierda. En una de esas estamos dentro de la nube y me doy cuenta que no veo bien donde están sus pisadas, me mosqueo y le pregunto. ¿Aquí hay caída? Me dice que si, que a los dos lados. Le digo que no se aleje mucho que con esa luz no veo sus pisadas y puedo poner el pie fuera de la arista. Unos metros más adelante Matteo se ha percatado y me tiende una cuerda, me dice que me la ponga por la vista. Me parece fenomenal, voy más seguro encordado, así no tengo que estar tan pendiente de las posibles caídas puesto que la propia cuerda me marca el camino y además vamos pegados. Un poco más arriba vemos la cima, primero tenemos un pequeño resalte y a unos 100m está la cruz. Hace mucho frío y nos falta un buen rato, cada vez el viento es más fuerte. Matteo se percata de que algunos tienen la nariz un poco blanca (inicio de congelación) así que decide que nos demos la vuelta. Es lo más sensato. La bajada me resulta fácil y entretenida, sobre todo porque llevo a Juan delante y a Matteo detrás ambos encordados.


Nos ponemos los esquís y bajamos. Los primeros giros no son malos, me cuesta pues hay como escalones provocados por el viento que no veo y en los que caigo de golpe. Pensando en algunas palas que hemos subido y que tienen buena pinta bajamos ilusionados. Cuando nos encontramos con las palas nos sucede una cosa curiosa, aunque la nieve es polvo, de alguna manera se comporta de forma rara. Los esquís no corren nada bien, como si esquiáramos por la hierba en vez de por nieve. Aún así no hay riesgo ninguno, la pendiente es buena, hay mucha nieve y el viento ha remitido algo aquí abajo. Aprovechamos y bajamos un poco más después del refugio.


Mientras pasamos la tarde, la temperatura va bajando. Hemos puesto un reloj en la calle mirando hacia la ventana en la que estamos sentados. De vez en cuando miramos la temperatura que llega a -16º hacia las 21h que lo hemos recogido para irnos a la cama.

Día 3: Similaun Hütte (3019m) - Schone Aussicht Hütte (2842m)
           Desnivel: +835m -1015m


Amanece un día espectacular. Muy buena luz y muy buenas vistas desde la terraza del refugio. Parece como si todo el frío que hizo ayer haya limpiado el ambiente. Nada más salir del refugio y tenemos una pequeña bajada, apenas 100m con una nieve espectacular. Cuando estamos abajo me doy cuenta de que se me ha olvidado el piolet. Había bastante gente cuando estábamos preparándonos para salir y he cogido solo los esquís, no he visto el piolet que había dejado justo detrás. Matteo sube a por él, he dicho que subía yo, pero no ha querido. Mejor así pues nos ha alcanzado antes de llegar al collado.





La subida es muy buena y hay huella delante. Aunque hemos salido un grupo grande del refugio, vamos los primeros. Matteo nos alcanza un poco antes de llegar al collado donde se encuentra el monolito del Hombre de Similaun o Ötzi. Este monolito indica el lugar donde se encontró hace unos años la momia de un hombre que vivió hace 5300 años. (Más Información) El lugar es sobérbio, con muy buenas vistas al Similaun (a donde casi subimos ayer).




Aún nos queda un rato de subida. Primero tenemos que salvar un escalón bastante empinado donde tenemos que pasar con cuidado. Superado este escalón accedemos a un plató donde ya se divisa nuestro objetivo de hoy, el Fineilspitze (3516m). Subimos hasta el collado de Hasulabjoch (3279m) y cambiamos esquís por crampones. Matteo me dice que mejor me encuerda y me parece fenomenal, como voy detrás de Juan, le toca a este de nuevo. Cuando estamos a punto de salir Juanra decide que también se pone en la cuerda, que no tiene muchas ganas de subir y que irá más cómodo encordado. Hay bastante nieve en la arista y algunos tramos con rocas. La inclinación es grande pero cómoda, subimos a buen ritmo. Cuando llevamos un rato subiendo vemos que el resto de grupos está llegando a donde hemos dejado los esquís. Poco a poco vamos ganando altura, tenemos que ir atentos, pero no demasiado. Ahí está la cima, una cruz lo indica, nos deben quedar un par de resaltes o poco más. Cuando subimos el penúltimo resalte y tenemos la cima a apenas 10m nos encontramos con que la arista final está llena de nieve y que forma una cornisa bastante comprometida. Matteo estudia la situación y enseguida decide que donde estamos es nuestra cima. No es razonable subir los últimos metros demasiado peligroso y expuesto. A nadie le parece mal, todos lo vemos muy claro. Así que con las mismas nos ponemos a bajar. Con más cuidado que en la subida hacemos la bajada, sobre todo en los tramos con rocas donde hay que agarrarse bien a estas y mirar donde ponemos los pies. Nos cruzamos con la gente que sube, que tampoco llegarán a la cima, todo el mundo se da la vuelta donde nos la hemos dado nosotros.



Llega el momento deseado en las salida de travesía. Ya hemos subido y ahora toca bajar. La nieve está fenomenal. Powder (nieve polvo) del bueno! Vamos disfrutando o "gustándonos" como dice Oscar. Paramos de vez en cuando, un poco para ver por donde hay que seguir bajando y un mucho para recuperar las piernas. Salvo Matteo e Íñigo, que parece que flotan en la nieve, a los demás se nos cargan las piernas bastante. Algún revolcón que otro nos damos en la nieve, cuando esto sucede, se levanta una nube de nieve polvo.


Llegamos hasta el fondo del valle, donde ponemos de nuevo las focas para subir al refugio. Vamos por un valle no demasiado pendiente hasta llegar a las pistas de una estación de esquí. Resulta que el refugio está en medio de la estación. Imaginamos que el refugio estaba allí cuando hicieron la estación, por lo que tiene mucho jaleo todo el día. Aquí hay duchas gratis, así que estamos deseando llegar para darnos un agua, que ya nos va haciendo falta. Las duchas tienen una ventana, de cuerpo entero, que da a la estación de esqui. Con lo que puedes ver a la gente esquiando según te duchas..., también ellos podrán ver a quien se ducha, no? También hay Wifi, con lo que podemos contactar con el resto del mundo. Y lo mejor.....

Hay Sauna!! Bueno, eso a mi no es que me ilusione mucho. De echo no me apetece ir. Pero cuando vemos a la gente que sale y se revuelca en la nieve...., eso ya mola más. Así que nos animamos Oscar y yo y Matteo dice que el como guía no puede dejarnos solos. Así que allá que vamos. Para empezar la sauna está fuera del refugio con lo que salimos y nos metemos donde están las duchas, primero nos damos un agua y en pelotas, con una toalla salimos de nuevo a la nieve para entrar en la sauna. Hay una sala antes de la sauna donde se dejan las zapatillas y demás. Cuando entramos, resulta que no se ve mucho. Entran Matteo y Oscar y me quedo de pie en la puerta. Oscar me dice que vaya, pero a donde? Se acerca a cogerme, la gente que hay allí debe alucinar. Me dice que me siente junto a Matteo al que veo en una esquina. Voy a sentarme y resulta que hay un señor allí, se han movido al cogerme Oscar. Le decimos a Matteo que explique que no veo bien, pues si no van a pensar que somos muy raros... Salimos cuando no aguantamos más el calor y nos tiramos bolas de nieve, yo me revuelco en la nieve un par de veces. Vamos a una piscina con agua caliente. Es redonda, estamos sentados con el agua al cuello. Es una chulada pues estamos calentitos y la nieve nos cae en el pelo. Eso si, el agua está "algo" sucia, flotan pelillos sospechosos.... Oscar y yo nos decidimos a meternos una vez más. esta vez estamos los dos solos pues una chica ha salido corriendo nada más vernos llegar. No aguantamos ni dos minutos, o está muy fuerte o es que lo de revolcarnos por la nieve nos ha enfriado la piel. Un par de revolcones más y otro rato a la piscina.


Hoy a venido el cuñado de Matteo con un amigo. Vienen para estar hoy con nosotros y mañana hacer gran parte de la travesía. Nos han dejado una habitación que está arriba del todo para nosotros. Son un montón de camas corridas, lo malo es que pasamos bastante calor.

Día 4: Schone Aussicht Hütte (2842m) - Hochjoch Hospiz Hütte (2412m)
           Desnivel: +915m -1360m

Para el día de hoy teníamos dos posibilidades de salida. Una es madrugar y subir 300m de desnivel con las focas, eso nos permitiría comenzar antes y ganar tiempo para subir a un pico que está al final del valle al que bajaremos. La otra es esperar a que abran el telecabina de la estación que sube hasta allí, de esta forma comenzaríamos más tarde a bajar y tendríamos menos tiempo para la subida. Decidimos la opción de madrugar...


El tiempo nos cambia los planes, hace bastante malo cuando amanece. Así que nos quedamos haciendo tiempo hasta que enciendan la silla. Toda la gente que está haciendo la travesía hace lo mismo. Muchos se habían levantado pronto y otros habían elegido la opción cómoda. En cuanto abran la silla vamos subiendo todos. Arriba la niebla está muy, muy cerrada. Se hace muy difícil saber hacia donde tenemos que ir. Miramos los GPS y mapas y comenzamos a caminar lentamente. Vamos comprobando todo el rato que estamos encima de la ruta que indica el GPS, si no lo tuviéramos hoy nos tendríamos que haber quedado en el refugio. Matteo es el que va delante, después nosotros y detrás el resto de grupos. Unas veinte personas que van por nuestra huella, parecemos "el tren de la fresa". Pasamos por un sitio algo expuesto con nieve muy dura donde nos tenemos que poner cuchillas. Bueno, en realidad no sabemos como es de peligroso pues con la niebla no se ve si hay caída o no. Hemos tardado una hora en llegar al collado, en condiciones normales seguro que estaríamos allí en 10'. Esperamos a ver si le da a la niebla por abrir y que nos deje ver bien la bajada, pero no hay forma. De la gente que viene detrás hay un grupo que van con un guía. Este es bastante mayor y lo único que hace es decirle a Matteo que OK, pero no aporta nada. Matteo es el que tiene que encabezar la marcha.


Comenzamos a bajar. Primero va Matteo y los demás de uno en uno, sin arrimarnos mucho puesto que hay grietas. El resto de la gente baja detrás con bastante respeto. Solo hay dos cafres que van bajando hasta donde está Matteo y se quedan allí, esperando a que este avance. La nieve está espectacular, qué pena que no se vea y que no podamos bajar a nuestro aire. Poco a poco vamos pasando la zona de grietas hasta llegar al valle. No hace falta que lo digamos, pero subir al pico ha quedado descartado. Por este motivo el cuñado de Matteo y su amigo no han bajado por aquí, se han dado la vuelta en el collado. No tenían GPS, era lo más razonable. Una de las chicas que va en el grupo del otro guía tiene un cabreo monumental, luego nos enteraremos que el guía no les ha comentado que se cambiaban los planes. Imaginamos que también tendrá que ver que no se han debido sentir muy cómodos de estar pagando un guía que se deja conducir por otro...





El valle que tenemos que bajar hasta el refugio es muy tendido, por lo que tenemos que soltar los esquís e ir patinando como si hiciéramos esquí de fondo. Al llegar al final del valle, debajo del refugio paramos a comer algo. El resto de la gente que venía detrás nos han adelantado pues en estos tramos tan llanos y sin luz solar yo voy fatal. Tienen que estar indicándome constantemente donde está la huella. Iñigo comenta, "pues esa pala de ahí en frente tiene muy buena pinta". Dicho y hecho, dejamos todo lo que no necesitamos en la funda de la mochila y subimos sin peso. Primero tenemos que cruzar un puente de metal y después: a subir. Hacemos 300m de desnivel, un tramo nos hemos quitado los esquís para subir un corredor muy empinado. Otro tramo de subida y a bajar. La nieve está bastante bien. Esquiamos por un corredor paralelo al que hemos subido, bajamos de uno en uno con Matteo vigilando encima de una roca. Luego la parte final ha sido un disfrute tremendo. Seguramente desde el refugio nos han visto y algo de envidia han debido tener.






Un grupo de dos chicas y un chico que venían detrás nuestro le ha pagado a Matteo una cerveza. Les hemos dicho que se sentaran con nosotros y hemos estado charlando con ellos. Muy agradables.

Día 5: Hochjoch Hospiz Hütte (2412m) - Vernagt Hütte (2755m)
           Desnivel: +1185m -850m

Amanece un día espectacular, nada que ver con el de ayer. El cielo está completamente despejado, hoy no hay escusa para no triunfar. Salimos un rato después que las chicas y el chico de ayer, detrás nuestro vendrá el grupo del guía y más gente. Vamos disfrutando un montón durante la subida, nos paramos a hacer fotos constantemente. Menos mal que Matteo y los que no hacen tantas fotos van marcando un buen ritmo, si no no llegaríamos nunca.








Poco a poco vamos subiendo. Las vistas son impresionantes por todos lados, sobre todo detrás nuestro, donde un cañón que sale al otro lado del refugio nos tiene ensimismados. Poco a poco vamos remontando. Hace calor, el día que más, tanto que algún rato vamos en camiseta y todo. Una subida más empinada nos encarama hasta un plató. Allí están las austriacas y el chico con los que hablamos ayer. Paramos a comer algo, estamos al borde del glaciar que se extiende frente a nosotros, enorme. No nos queda mucha subida pero si bastante distancia, puesto que al andar por encima del glaciar la pendiente es pequeña. Tras un buen rato aparece el pico al que queremos subir, el Fluchtkogel (3500m). La última parte se empina más, pero aún así es muy fácil. Llegamos con esquís hasta la cima. Detrás de nosotros llegan los austriacos y algún grupo más. Nos hacemos fotos mientras las nubes se van metiendo.




Bajamos disfrutando de la buena nieve, aunque con visibilidad regular. El último tramo es de esos medio llanos que a mi me cuestan mucho, porque voy perdiendo la trazada. Paramos a comer algo justo antes de remontar la cuesta que nos llevará al refugio. En esas estamos cuando pasan unos con raquetas. El guía es peruano, coincidiremos mañana con ellos. Todos nos decimos algo parecido, que pereza ir con raquetas. En teoría se sube más o menos igual, pero cuando se llega arriba, la cosa cambia, a ellos les cuesta lo mismo la bajada y nosotros bajamos disfrutando.


Comemos algo en la terraza con los austriacos, se está de fábula al sol. Nos despedimos de ellos, que ya se bajan a Vent desde aquí. Nos han caído muy bien. El Vernaghütte está fenomenal, por la noche hemos salido un rato a hacer alguna foto a oscuras. A alguien se le ha ocurrido que nos hiciéramos una foto con los frontales apuntándonos a la cara y nos hemos reído bastante.


Día 6: Vernagt Hütte (2755m) - Vent (1890m)
           Desnivel: +1135m -2005m

Hoy el día es algo incierto puesto que queremos llegar a Vent y hay que hacerlo no demasiado tarde puesto que Matteo se tiene que ir. Le han llamado y tiene una reunión esta tarde. Además queremos subir al pico más alto de la zona, el Wildspizte (3774m), que es el segundo más alto de Austria. Salimos bastante temprano, solo por detrás de los de las raquetas que han tardado muy poco en prepararse. El día es también muy bueno, aunque algo más frío que ayer, sobre todo en los tramos que vamos por la sombra.







Hoy vamos algo más ligeros, sin parar demasiado a hacer fotos. Según vamos subiendo el sitio es más espectacular, aún no hemos llegado al plató glaciar pero ya es impresionante. Apenas si hay una huella por la que caminamos, el resto la nieve lo cubre todo, perfecta como si de un cuadro se tratara. Poco a poco vamos ganando terreno a los de las raquetas, que no van por la huella de los esquiadores, sino en paralelo. Les pasamos poco antes de la subida al plató. Cuando nos acercamos Juan me dice que hay 9 curvas para llegar arriba, las voy contando como si fuera subiendo el Alpe d'Huez. La última está colgada sobre la canal por la que hemos subido, ha sido fácil pero bastante empinada. Matteo está pendiente del último paso, puesto que hay que pasar por una zona de piedras. Desde ahí hay que subir con los esquís en el hombro pues es muy estrecho y se pasa por una zona de rocas.







De nuevo nos encontramos en el plató glaciar y vemos por vez primera esta zona de Austria, también está llena de montañas, que parecen más bajas que donde estamos. Nos hacemos unas cuantas fotos de grupo, de alguna manera sentimos que estamos viviendo los últimos momentos de la travesía. Al poco de ponernos de nuevo en marcha, vemos el Wildspizte y también muchos grupos de gente que está subiendo. No vienen como nosotros, sino desde otros puntos. Hay muchos grupos porque ha salido un buen día y es un pico muy accesible. Aunque lo vemos con claridad nos queda un rato de caminar, casi llaneando, hasta que llegamos a la gran pala de acceso. Unas cuantas zetas de subida y llegamos al collado, o más bien al lugar desde el que se accede a la cima. Dejamos los esquís y nos ponemos los crampones.





Matteo va delante de mi y no me quita ojo, es fácil y no vamos encordados. En apenas 20 minutos se llega a la cima. Tenemos suerte y estamos solos cuando llegamos, pronto comienza a llegar más grupos. Iñigo se ha estado pensando subir los esquís para bajar desde la cima, pero ha decidido que no lo hacía. Ahora, aquí arriba, se arrepiente al ver a otros que si se los han subido. Un día fantástico para estar en la cima, ni aire corre. Nos vamos porque llega más gente y no hay sitio para tantos aquí. Bajamos con cuidado, sobre todo en una zona de rocas donde algunos que van subiendo son algo peligrosos. La bajada de la pala no está demasiado bien, pero tampoco tan mal como parecía que iba a estar con tantas huellas de bajada. Un largo flanqueo nos acerca al punto clave del día y, seguramente, de la travesía. Tenemos que subir unos metros hasta un collado para bajar por un corredor al valle que nos llevará a nuestro destino, Vent.



Cuando llego yo al corredor empieza a bajar JuanRa, Oscar e Iñigo ya han bajado. Se ve muy empinado y hay que hacerlo con cuidado. Desde donde estamos solo se ve los primeros dos o tres giros, luego desaparece de nuestra vista. Matteo se ha subido a una piedra desde donde controla todo, se le ve tranquilo. Como es muy pendiente, le digo a Juan que baje el primero que bajaré yo solo para evitar que me pueda caer y llevármelo por delante. Se hace larga la espera hasta que Matteo me dice que Juan ya está abajo. No me extraña pues cuando me pongo a bajar tengo que ir muy despacio pues es tan pendiente y la nieve está tan pesada que nos agotamos enseguida. Desde donde estaba parado parecía que había un giro a la entrada de la canal, cuando he llegado ahí no era eso, sino que la nieve estaba cortada por las huellas de los anteriores. Bajo el primer tramo derrapando pues no me atrevo a girar. Luego hago unos giros y me empiezo a encontrar cómodo. Eso si, parando cada poco pues las piernas se cargan muchísimo. Cuando voy a enlazar unos giros he visto algo raro en la nieve y no me he atrevido, no era nada sino que estaba la marca del giro de alguien anterior. A mi me parecía que había una costra ahí y que me iba a costar pasarla. Cuando ya he conseguido ver lo que pasaba me he relajado y he bajado mejor hasta el final del corredor. Lento pero seguro. Matteo ha tenido que parar en medio para descansar, pero es una delicia verle bajar disfrutando. Nos ha dicho que cree que la pendiente debía ser del 40%. Fuera del corredor tenemos otra bajada hasta donde están Oscar e Iñigo esperándonos. La nieve está espectacular y bajamos disfrutando..., tanto es así que Matteo se ha lanzado y de repente ha dado una vuelta de campana, Oscar que es el que le ha visto, se ha asustado bastante. Cuando nos hemos reunido todos nos ha dicho que ha pillado una piedra con el esquí, efectivamente tiene un buen roto en la tabla.


Me he sentido un poco inseguro, visualmente hablando, para poder meterme en corredores empinados. Os cuento esto porque el año pasado tenía la ilusión de bajar un corredor emblemático en Pirineos. Mi amigo Agus, con muy buen criterio, me dijo que había que hacer primero otras cosas algo más fáciles y poco a poco ver si se podía hacer. Cuando hicimos un corredor en otro sitio de pirineos me paso algo parecido a lo de hoy, había una luz muy vertical y me costaba mucho ver cuanta pendiente había, por lo que no me sentí seguro al ir girando, no tanto por la pendiente sino porque no era capaz de saber donde estaba la vertical. Así que he salido de este corredor en Austria pensando que quizás sea mejor renunciar a este tema. De nuevo (unos días más tarde) Agus y también Eva, me han hecho recapacitar y decidir que iremos probando sitios y si alguna vez se presenta la ocasión pues se intenta y si no pues no pasa nada.

Ya estamos en el valle que nos lleva a Vent. Disfrutamos unas buenas bajadas antes de llegar a la estación de esquí. En una de ellas Oscar ha partido su bastón, menos mal que ha sido el último día y que llevábamos uno de repuesto.


Hemos comido en el pueblo de Vent y Matteo se ha marchado al llegar al hotel en Lungenfeld. Nosotros cenamos y después nos vamos a las aguas termales de la ciudad, buen fin de fiesta, sin duda!

3 comentarios:

  1. Ricardo, bonito relato y fotos espectaculares y lo más importante, por lo que se deduce del relato que habéis disfrutado de la travesía y os lo habéis pasado de pm.

    ResponderEliminar
  2. Gracias de nuevo Ricar por tu relato, eres infatigable, siempre es un lujo tenerte de acompañante.

    ResponderEliminar
  3. Muy bueno Ricardo, si al final vamos ya te contaremos... espero que el tiempo fuera un poquito mejor

    ResponderEliminar

Deja tu comentario ...